Del campo a la olla

La necesidad que reclama el movimiento surge en un contexto de globalización, que ha cambiado el sistema alimentario a nivel social, ambiental y en el ámbito de la salud.

[5]​ Entre los primeros negocios de influyentes en la tendencia se encuentran el restaurante Chez Panisse en Berkeley, The Herbfarm en Washington, Bon Appétit Management Company en Palo Alto, y The Kitchen en Boulder.

No fue hasta principios del siglo XXI que el movimiento se extendió: la guía de restaurantes estadounidense «del campo a la olla» enumera establecimientos en más de treinta estados.

[6]​ En Nueva York también ha ganado popularidad Dig Inn, con su modelo «del campo al mostrador».

Este pacto aboga por los pequeños productores, los productos agrícolas ecológicos y las cadenas cortas de comercialización.

Iniciativas similares también se han desarrollado en países latinoamericanos como México y Perú.

[11]​[12]​ También tienen éxito los mercados de productos locales «del campo a la olla».

En Bolivia se organizaron ferias asociadas a este movimiento en La Paz, Oruro o El Alto con una gran afluencia de la población, donde participaron agricultores y granjeros de las zonas aledañas.

[14]​ También la tendencia se cuestiona por ser relativamente menos asequible que otras formas de comida y cena.

Puestos de frutas y verduras en el mercado de Coyoacán (México).
Vista aérea de un monocultivo de palmas para la producción de su aceite en Indonesia .
Una cena de estilo «del campo a la olla» en una bodega en California (Estados Unidos), con hileras de cultivos plantados tras unas mesas.