Cuentan que él le entregó sin lucha la tierra a Deifontes y los argivos.
[5] Cuando obedeció a su llamada, los jóvenes hicieron muchas acusaciones contra Deifontes, y le suplicaron repetidamente que regresara a Argos, prometiéndole, entre otras cosas, que la entregarían en matrimonio a un hombre mejor en todo que Deifontes, que mandaba sobre mayor número de hombres y en una tierra más próspera.
Ellos, sin responderle ya nada, la cogieron, la subieron al carro y se marcharon.
Pero Falces, resistiendo y tirando de ella con mayor violencia, la mató, porque estaba embarazada.
Al darse cuenta de lo que había hecho a su hermana, condujo el carro muy temerariamente, apresurándose a tomar la delantera antes de que todos los de Epidauro se congregasen contra él; pero Deifontes y sus hijos, pues ya antes había tenido hijos: Antímenes, Jantipo y Argeo, y una hija, Orsobia; ésta dicen que después se casó con Pánfilo, hijo de Egimio, recogieron entonces el cadáver de Hirneto y lo llevaron a este lugar que con el tiempo fue llamado Hirnetio.