La deficiencia de vitamina K hace referencia a niveles insuficientes de vitamina K en el organismo.
Los síntomas que incluyen son los de un síndrome purpúrico, es decir, equimosis,[1] petequias,[1] hematomas,[1] dolor abdominal, alopecia, riesgo de sangrado masivo; calcificación de los cartílagos y severa malformación en el desarrollo óseo y depósito de calcio en los vasos sanguíneos.
En niños, este puede causar alteraciones en el rostro, nariz, huesos y dedos[1] Debido a que la vitamina K resulta vital en la activación de algunos factores de coagulación (factores II, VII, IX, X y la Proteína C y S).
se verán afectadas tanto la prueba de Tiempo de protrombina, que mide la vía extrínseca (factor VII), como también el tiempo de tromboplastina parcial activado que mide la vía intrínseca, esta última debido a que también mide la vía común de la cascada de coagulación (factores II y X), la cual se ve afectada al haber déficit de Vitamina K. Las pruebas de hemostasia primaria permanecerán sin alteraciones.
[7] La prevalencia del déficit de vitamina K varía según la región geográfica.