El síndrome purpúrico, también llamado púrpura a secas, se caracteriza por la aparición de manchas cutáneas de color rojo o púrpura que no desaparecen al aplicarles presión.
Las lesiones de tamaño intermedio representan la púrpura propiamente dicha, que puede ser palpable (lo que en general indica la existencia de vasculitis) o no palpable.
Entre las infecciosas se destacan el tifus y la meningococemia.
La presencia de lesiones purpúricas en un niño, en particular si es un recién nacido, requiere una evaluación diagnóstica urgente.
Entre los exámenes utilizados se destacan: El tratamiento es orientado a resolver a la patología de base que origina el síndrome purpúrico