[3] Según Graham Oppy y Nick Trakakis, los argumentos utilizados en este debate tipificarían los argumentos presentados por teístas y ateos en la segunda mitad del siglo XX, siendo el enfoque de Russell utilizado a menudo por los ateos a finales del siglo XX.
[7] Si Russell era agnóstico o ateo es una cuestión que ya había abordado en 1947.
[8] Al hablar con colegas filósofos, había dicho que se identificaría como agnóstico.
Copleston argumentó que la existencia de Dios puede probarse a partir de la contingencia, y pensó que sólo la existencia de Dios daría sentido a la experiencia moral y religiosa del ser humano:Primero, que la existencia de Dios puede ser probada filosóficamente, mediante un argumento metafísico; segundo, que sólo la existencia de Dios da sentido a la experiencia moral y a la experiencia religiosa del hombre [...] Con respecto al argumento metafísico, aparentemente estamos de acuerdo en que lo que llamamos mundo consiste sencillamente en seres contingentes.
A veces se puede dar una explicación causal de algo diciendo que es el efecto de otra cosa, pero esto es sólo referir una cosa a otra y no hay –a mi entender– explicación alguna en el sentido del padre Copleston, ni tiene sentido tampoco llamar «contingentes» a las cosas, porque no podrían ser de otra manera.