La ciudad de Dios

El desconcierto que provocó la entrada de los bárbaros en la capital del Imperio Romano, donde residía el Papa, y que había sido referente del cristianismo desde Constantino I y especialmente desde Teodosio I, le hizo cuestionarse acerca del hecho de la desaparición de una civilización entera.

El objetivo de esta obra es, por tanto, examinar la oposición entre ambas ciudades, sus orígenes, su desarrollo y su final:

Señaló que no debe darse importancia al sufrimiento corporal: solamente la conciencia es para nosotros el testimonio de nuestra pureza.

No deben por lo tanto suicidarse, ya que la dignidad de las mujeres permanece intacta.

Su teología sirvió para definir la separación entre Iglesia y Estado, algo que caracterizaría a las relaciones políticas de Europa occidental, frente al Este bizantino, en donde lo espiritual y lo político no mostrarían una separación tan evidente.

Manuscrito de La ciudad de Dios , de 1470.
De civitate Dei , 1483