David Matza

Esta relación, para el criminólogo, es mucho más compleja e intrincada: la subcultura de la delincuencia está formada sobre todo por jóvenes "rodeados" por el orden convencional, que se infiltran constantemente en la subcultura, haciéndola integrada y dependiente de la cultura general en un nivel mayor que otras subculturas.

Por el contrario, Matza explora justamente sobre los puntos de convergencia íntima entre la cultura general y la subcultura de la delincuencia: La indignación- La incautación del delincuente no lleva a la culpa y vergüenza, sino a la indignación ya la adopción de postura defensiva, ya que el individuo se ve injustamente acusado.

Este patrón ético no significa que esas personas exentas nunca serán hechas víctimas, ya que los delincuentes violan preceptos, así como en la cultura común.

La mayoría se mostró indiferente o contrariado con las imágenes, especialmente con aquellas de delitos más graves.

Su principal objetivo es exponer una concepción sociológica sobre el comportamiento desviado sin la dependencia de las nociones deterministas que predominaban en la época.

La existencia de tradiciones más liberales y otras más restrictivas puede generar enormes diferencias en el nivel de tolerancia a las desviaciones: en una sociedad pluralista -por ejemplo- lo que es desviación en un hombre puede ser la costumbre en otro.

Las concepciones de conformidad y desvío son, por lo tanto, relativas, y es imposible hacer un juicio de desvío sin referencia específica al sistema sociocultural al que se aplica.

Matza asume que los fenómenos desviantes son parte normal e inevitable de la vida social, así como la denuncia, regulación y prohibición de estas desviaciones.

Sin valoración y empatía podemos reunir hechos superficiales acerca de un fenómeno, pero no vamos a comprenderlos en profundidad, ni sus significados para los sujetos involucrados y el lugar de éstos en la sociedad en general.