Daniel García-Mansilla

Puede afirmarse que García-Mansilla, estuvo vinculado a la diplomacia desde la cuna pues era la tercera generación de diplomáticos argentinos.

El día 3 la situación se volvió a repetir, pero con mayor gravedad, pues las milicias amenazaron con tomar por asalto la residencia.

El canciller Carlos Saavedra Lamas, respaldó la actitud de García Mansilla:” …lo estimuló y felicitó por su patriotismo para continuar manteniendo con altura y energía nuestra representación especialmente en lo que concierne al asilo prestado a sus refugiados que este gobierno considera inviolable y está dispuesto a no permitir que sea burlado” Recordando los hechos el destacado escritor e historiador español, Torcuato Luca de Tena en su obra,[2]​ dice: “Era García Mansilla un hombre pequeño, enjuto, pálido, con una barbita en punta, similar a la del “Caballero de la mano en el pecho”, retratado por el Greco.

El Dr. García Mansilla, ajeno por su calidad de argentino y por su alta invetidura al choque cruel de las pasiones desatadas en la península hispánica, comprendió en ese momento histórico que no debía ceder por ningún concepto, y que debía dar un ejemplo al mundo del alcance heroico que los argentinos dan al derecho de asilo.

Con la sola excepción de los acusados de delitos comunes, la Argentina considera que el hecho mismo de acogerse bajo su bandera compromete su honor y debe ser considerado por los demás como bajo sagrada custodia.Esto fue lo que hizo en España el Embajador García Mansilla y esto fue lo que a la postre reconocieron ambos bandos en guerra, como justiciero homenaje a la Argentina y a la gallarda personalidad de quién dignamente lo representaba en esos difíciles momentos.

Más allá del tinte ideológico final, se destaca la meritoria actuación del referido diplomático, al conceder asilo por primera vez en España a varios españoles durante los trágicos días de la guerra civil.

Sobre sus poemas el destacado Eduardo Marquina, académico de la Real Academia Española, al hablar de sus poesías dice: “Ya he dicho que García-Mansilla juega con el verso, y gana siempre.

Al quedar viudo en agosto de 1944, García-Mansilla, continua su vida inmerso en la cultura, plácido estado que lo llevó poco a poco a profundizar su espiritualidad y su condición de católico practicante.

Placa en Casa Azul de Ayala, Zarauz, España rinde homenaje a Daniel García-Mansilla 1940.