Fue bibliotecario en su ciudad natal en una biblioteca pública entre 1932 y 1938, donde se familiariza con los lenguajes documentales (incluidos unos tesauros primarios).
Allí desarrollaría junto a RG Thorme una primera evaluación sobre el sistema de unitérminos UNITERM (1954) que no concluyó.
Cleverdon dotaría de rango científico a la disciplina con los proyectos Cranfield I y II.
Los resultados obtenidos ofrecieron una tasa de exhaustividad alta (promedio 80%).
El segundo proyecto, el Cranfield II, abarcó desde 1963 a 1966 y consolidó esta metodología.
También se obtuvieron mejores resultados indizando en los títulos de los artículos que en los resúmenes.