[1] Con el inicio de la Primera Guerra Mundial, los pedidos militares aumentaron considerablemente, y Curtiss necesitó expandirse rápidamente.
En 1916, la compañía trasladó su sede y muchas de las actividades a Buffalo, New York, donde tenían un mejor acceso al transporte, mano de obra, fabricación y el necesario capital.
Curtiss produjo 10 000 aviones durante la guerra, y más de 100 en una sola semana.
Se construyeron bases en Nueva Escocia, Francia y Portugal para este propósito.
La Royal Navy y la Curtiss trabajaron juntos para construir hidroaviones; ambos usaron su experiencia para crear una línea de productos, que culminó en el NC-4, el primer avión en cruzar el Océano Atlántico, en 1919.