Muchas etimologías[1] han sido propuestas para ese nombre, idéntico a la palabra griega que significa 'rehén'.
Como esos hombres no eran enviados a la guerra, pues se dudaba de su lealtad en el campo de batalla, no podían ser muertos en ella, así que eran comisionados a conmemorarla con la poesía épica para recordar eventos pasados, ocurridos en el tiempo anterior a que la instrucción llegara al círculo de poetas.
Asimismo, se le atribuyeron muchas obras, no solo esas dos: Calino hizo suya la Tebaida,[2] ciclo sobre el tema de Los siete contra Tebas, que posteriormente dramatizaría Esquilo;[3] Arquíloco y Aristóteles le asignaron la composición del Margites; y Píndaro, la Cipriada,[4] un poema sobre los hechos anteriores a la guerra de Troya; el historiador Tucídides, por su parte, lo creía autor del Himno a Apolo Delio[5][6] y también hay otros himnos que le han sido atribuidos.
En el periodo helenístico los gramáticos alejandrinos Jenón[7] y Helánico[8] llegaron a la conclusión, a partir de las diferencias y las contradicciones de todo tipo que hallaron entre la Ilíada y la Odisea, que solo la primera de estas epopeyas había sido compuesta por Homero, por lo que fueron llamados «corizontes» (o 'separadores').
Las fuentes antiguas ya señalaban que los poemas homéricos eran interpretados y transmitidos oralmente.