Cuenca sedimentaria del Ebro

Hace 37 millones de años, ese mar quedó desconectado del océano[1]​ debido a levantamientos tectónicos en la zona actual de la Rioja en algún momento entre el Neógeno y del Plioceno y dio lugar a una enorme cuenca lacustre evaporítica (endorreica, sin salida fluvial).

Lagos residuales de este periodo son por ejemplo las lagunas endorreicas que aún persisten en Gallocanta, Sariñena o las del Bajo Aragón.

Debido al clima seco durante aquel periodo, los lagos formados en el interior de esa cuenca cerrada evaporaban toda el agua que recibían sin verter a los océanos (endorreísmo).

Esta situación anómala de la cuenca duró hasta un momento aún poco determinado[2]​ (entre 13 y 8 millones de años atrás) en que los lagos, que habían alcanzado una altitud varios cientos de metros sobre el nivel del mar debido a la acumulación de los sedimentos, encontraron una salida a sus aguas a través de la Cordillera Costero-Catalana y el sistema lacustre comenzó a desaguar en el mar Mediterráneo, formándose el actual río Ebro.

La diferencia entre ambas cantidades se encuentra actualmente en el Golfo de Valencia, Mediterráneo Occidental.

Principales cuencas sedimentarias cenozoicas de la península ibérica.
Facies marinas: «Formación margas azules de Pamplona» ( embalse de Yesa )
Facies proximales: conglomerados en el margen del sistema Ibérico ( Islallana , La Rioja )
Facies proximales: conglomerados en el margen de las Cordilleras Costero-Catalanas ( Monserrat , Barcelona )
Facies proximales: conglomerados en el margen de los Pirineos ( Mallos de Riglos , Huesca )
Facies intermedias: lutitas y arcillas de llanura de inundación ( Bárdenas Reales , Navarra )
Facies distales (centrales) evaporíticas: yesos ( Zuera , Zaragoza )