Los vientos fueron variables hasta el 1 de mayo, aunque generalmente soplaban desde el oeste.
La ruta del sur, por el contrario, permitía aprovechar los vientos alisios y un clima más benigno que sería más favorable a la salud de la tripulación y de las tropas.
Finalmente, los vientos del sur, que reinan muy habitualmente durante el verano en las costas de América septentrional, debían llevar al cuerpo expedicionario fácilmente hacia el norte, al punto en que le sería más ventajoso desembarcar.
La persistencia del Señor de Ternay en mantener la flota con el mismo rumbo hizo creer a los oficiales, para su gran disgusto, que se dirigían a las islas de Barlovento y no a América del norte, justo cuando el almirante dio orden de poner proa al oeste.
La fragata Surveillante dio caza y capturó un brick británico armado con once cañones.
El almirante Ternay hizo poner a sus fragatas en línea de batalla.
"Es demasiado tarde, Señor Almirante -dijo-, os lo hubiese podido responder ayer; de Ud.
El almirante Señor de Ternay siguió escrupulosamente, con su conducta, las instrucciones que había recibido.
No perdió de vista su misión, que consistía en llevar a los Estados Unidos al cuerpo expedicionario, lo más rápida y seguramente posible.
Sin embargo, cuando supo más tarde que los navíos británicos iban a las islas de Barlovento a reunirse con la flota de Rodney y darle superioridad sobre la del almirante Luc Urbain du Bouëxic de Guichen por toda la campaña, lo invadió una tristeza tan profunda que, aparentemente, apresuró su muerte.
Thomas Balch, Les Français en Amérique pendant la guerre de l’Indépendance des États-Unis 1777-1783, A. Sauton, editor, 1872.