Cristóbal de Molina

Cristóbal de Molina, apodado «el Cuzqueño» (Baeza, Jaén, 1529-Cuzco, 1585) fue un clérigo y cronista español.

Durante mucho tiempo se creyó que era mestizo, pero en realidad fue un español natural de Andalucía,[1]​ aunque por haber residido durante muchos años en el Cuzco se compenetró tanto con la cultura andina, que bien puede ser considerado como un mestizo cultural.

En 1556 se estableció en Cuzco, por lo que fue apodado como «el Cuzqueño», para distinguirlo de otro cronista homónimo, llamado «el Peruano» o «el Almagrista».

Se ganó la confianza de los indios y recogió antiguas tradiciones del Imperio incaico.

Se le recuerda también por haber reconfortado al inca Túpac Amaru I durante su ejecución en la plaza de Armas del Cuzco en 1572.