Cristóbal Cladera

En 1785 se trasladó a Madrid, donde se consagró a traducir y escribir libros, y empieza a enemistarse con el comediógrafo Leandro Fernández de Moratín, quien andando el tiempo presentará su figura satirizada en el sabiondo don Hermógenes de su pieza La comedia nueva o El café (1792).

En 1785 no consiguió imprimir una Historia critica y política de los primeros ministros, consejeros y favoritos de los soberanos aunque fue declarada apta para ser publicada.

Escribió además una Disertación sobre el origen de las sociedades civiles o de la suprema autoridad de la que se infiere que había leído a Jean-Jacques Rousseau, aunque refuta sus doctrinas y se muestra adversario del iusnaturalismo; condena asimismo a Thomas Hobbes y Nicolás Maquiavelo y elogia a Descartes y a Newton.

En 1808 se volvió afrancesado, representó a las Baleares (que nunca estuvieron en poder francés) en Bayona y firmó la Constitución josefina el 7 de julio de 1808.

Al caer el régimen josefino emigró a Francia y allí recibió los cien francos al mes que recibían como socorro los refugiados, pero juró lealtad a Fernando VII en Villefranche-de-Rouergue y obtuvo permiso para volver en 1814, a tiempo para impedir que adjudicaran a otro su canonjía en la Catedral de Palma de Mallorca; escribió en defensa propia un pliego de descargo.