[8] Para Miliukov, cualquier cambio de la política exterior rusa respecto a la guerra debía pactarse con los Aliados.
[9] Los Aliados se habían comprometido a favorecer la anexión rusa del mar de Mármara, el Bósforo y los Dardanelos, además de Constantinopla y ciertas zonas costeras anejas.
y por influencia del Tsereteli, el comité ejecutivo del sóviet había adoptado la postura «defensista revolucionaria», a favor de una paz democrática entre los contendientes, pero sin abandonar mientras el conflicto mundial.
[16] Las publicaciones desataron una campaña crítica con el Gobierno y, en especial, con Miliukov por su actitud ante la guerra.
[11][18] Aunque ambas partes coincidían en la necesidad de reforzar el frente,[nota 3] disentían sobre la política exterior más adecuada para lograrlo.
[20] Frente a esta posición, el Gobierno se mostró dividido: Miliukov rechazó los razonamientos del Sóviet, pero otros ministros se mostraron más dispuestos a aceptarlos en parte.
[40][42] La sesión fue tensa y unánime el rechazo a la nota de Miliukov.
[43][42] Las medidas contra la acción del Gobierno, sin embargo, fueron intensamente debatidas, no habiendo acuerdo de principio sobre lo que el Sóviet debía hacer como respuesta.
[37] Al día siguiente, sin embargo, tuvieron lugar grandes manifestaciones en la capital contra el ministro de Exteriores.
[46][47] La multitud exigía la dimisión de Miliukov y, en ocasiones, también el derrocamiento del Gobierno provisional.
[46][54][nota 6] Al tiempo, el comité ejecutivo prohibió que las tropas se desplegasen por la capital sin su permiso explícito.
[54] Esta intromisión en asuntos militares, supuestamente reservados en exclusiva al Gobierno, desencadenó una crisis en el gabinete, en el que se planteó la conveniencia de romper relaciones con el Sóviet o formar un nuevo Consejo de Ministros en coalición con representantes soviéticos; esta última opción fue la que se adoptó finalmente, a pesar de las desavenencias entre los ministros.
[53] Finalmente se redactó un nuevo comunicado que debía aclarar a los Gobiernos extranjeros la postura del Gobierno ruso respaldada por el Sóviet de Petrogrado,[61] a pesar del continuo rechazo de Miliukov.
[59][nota 7] A la vez que el Sóviet aprobaba la nueva redacción casi por unanimidad —dos[59] mil votos contra treinta—,[nota 8] las noticias de choques llevaban a aprobar también la prohibición de manifestaciones para detener las protestas y evitar los incidentes armados.
[69] Al día siguiente, el primer ministro Lvov escribió a Nikolái Chjeidze, presidente del Sóviet de Petrogrado, para que plantease la cuestión ante el comité ejecutivo del Sóviet.
[14] Aquellos favorables a la entrada de socialistas en el Gobierno consideraron que la creación de la coalición reforzaría el poder del ejecutivo, que había quedado en entredicho durante las protestas.
[76][nota 10] Esta decisión no fue sencilla para el Sóviet, que primeramente rechazó la petición del Gobierno de entrar en el gabinete,[78] considerando que su influencia sobre la población sería mayor si se mantenía fuera del Gobierno, controlándolo, pero apoyándolo.
[86][91] Bolcheviques, cuatro socialrevolucionarios y tres mencheviques internacionalistas se habían opuesto a la decisión.
[84] El Sóviet aprobó poco después la decisión de su comité ejecutivo central.
[74] La aparente[72] fuerza de los socialistas en el nuevo gabinete entre los que se encontraban importantes figuras como Chernov —Agricultura—, Kérenski, Tsereteli —Correos y Telégrafos, pero, en realidad, representante principal del Sóviet de Petrogrado en el Gobierno—[93] o Skóbelev —Trabajo—,[72][71][93] por otra parte, era más aparente que real: el ministro de Justicia, Perevérzev, era más un independiente entre socialistas y liberales que un miembro claro del partido; Kerenski, teóricamente afiliado a los socialrevolucionarios, no se sometía a las decisiones de la organización, Peshejónov era un socialista popular, y el grupo en general no mantenía la cohesión.
[73] De todas formas, el comité ejecutivo creyó que el nuevo Gobierno, con socialistas y representantes de los liberales moderados en puestos clave, podría llevar a cabo las reformas políticas y sociales que creía necesarias para el desarrollo de la revolución y para garantizar la estabilidad gubernamental.
[71][nota 13] El amplio apoyo obrero a la coalición fue además engañoso: mientras Tsereteli y sus partidarios la aceptaron como medida para reforzar la alianza con la burguesía y robustecer al Gobierno, los trabajadores esperaban que los ministros socialistas acelerasen la aplicación de las ansiadas reformas, imponiéndolas desde el seno del gabinete.
[71] La derecha, por su parte, aprovechó las protestas para comenzar la primera campaña pública de crítica al sistema de sóviets y a abogar por su disolución, achacando todos los males del país a su existencia.
[97] Los conservadores, encabezados por el Comité provisional de la Duma Estatal, defendían el reforzamiento del Gobierno a través del llamamiento patriótico a la continuación de la guerra hasta la victoria.
[98] La crisis de abril causó un cambio en las fuerzas burguesas rusas que dio lugar a una alianza contrarrevolucionaria meses más tarde; sus representantes abandonaron el Gobierno como consecuencia de la crisis.