En 1843 Baldomero Espartero abandonó Madrid con el objetivo de sofocar las rebeliones que se producían contra su gobierno.
El regente fue acusado de «indecisión mortal e irresolución»[8] y vio como un escuadrón de su comitiva se pasó al bando sublevado.
Las tropas apenas tuvieron que actuar en dos fortalezas cercanas, el castillo de Chinchilla y el fuerte de Peñas de San Pedro, donde permanecieron bandos sublevados, sin lograr extinguir este último.
El diario Fray Gerundio señaló que «ahora España tiene un gobierno a caballo en Albacete».
[4] Espartero vivió en Albacete sus últimos días como regente antes de marcharse al exilio.