La presión atmosférica del aire está directamente relacionada con la altitud, la temperatura y su composición.
El flujo laminar sucede cuando el aire puede fluir suavemente y presenta un perfil de velocidad parabólica; el flujo turbulento ocurre cuando hay una irregularidad (como una ruptura en la superficie en la que fluye la corriente), la cual altera la dirección del movimiento.
[2] El número de Reynolds, una proporción que indica la relación entre las fuerzas viscosas e inerciales en un fluido, pueden usarse para predecir la transición del flujo laminar al turbulento.
Este número y conceptos relacionados pueden aplicarse al estudio del flujo en sistemas de cualquier escala.
Un tipo de herramienta que regula la corriente del aire en los conductos se conoce como amortiguador.
En la construcción, se refiere a la corriente del aire por su deseabilidad, por ejemplo, en contrastar la ventilación y la infiltración.
Los amortiguadores, las válvulas, las juntas y otros cambios geométricos o materiales, dentro de un conducto, pueden resultar en fugas del flujo.
El efecto acumulativo se equipara a usar chimeneas o espacios altos similares, con oberturas cerca del techo, para sacar el aire extenuado arriba, y hacia afuera, de la estancia, gracias al hecho que el aire se alza cuando la temperatura aumenta (a medida que el volumen aumenta y la presión disminuye).
La ventilación cruzada necesita aperturas posicionadas estratégicamente y alineadas con los patrones de aire locales.