Corrida de toros en Éibar
Representa una corrida de toros en Éibar a finales del siglo XIX.Zuloaga vio allí la corrida durante un viaje a Éibar para casarse, pero residía en Segovia, donde terminó el cuadro.De hecho, aunque el paisaje y arquitectura son vascos y aparecen exactamente como en el estudio del natural que pintó tras la corrida y se conserva en Bilbao en la colección de Félix Valdés, las figuras luego añadidas consistieron en mujeres con mantillas, abanicos y mantones "a la madrileña" y tipos segovianos de la zona castellana, que nada tienen que ver en físico y atuendo con los vascos de finales de siglo XIX.[1] Este tratamiento diverso e independiente de los diferentes elementos de la composición proporciona riqueza plástica a este alarde juvenil de habilidades, al incluir gran número de figuras en movimiento en un amplio paisaje urbano, dándole a cada una interés propio.La adinerada coleccionista Carmen Thyssen lo compró en una subasta en Estados Unidos [2] y luego lo puso en exhibición en el Museo Carmen Thyssen de Málaga.