Coroza
La coroza era un gorro de papel o cartón pintado en forma cónica que se ponía a los condenados por la Inquisición española —y también por la Inquisición portuguesa— y que servía de complemento al sambenito.Las corozas, como los sambenitos, variaban según el delito y la sentencia.Los condenados a muerte (los relajados al brazo secular) llevaban una coroza roja junto con un sambenito negro con llamas y a veces demonios, dragones o serpientes, signos del Infierno.Los reconciliados con la Iglesia católica porque habían reconocido su herejía y se habían arrepentido llevaban una coroza similar al sambenito que era amarillo con dos cruces diagonales pintadas sobre él[1] o con dos cruces de Santiago con llamas orientadas hacia abajo, lo que simbolizaba que se habían librado de la hoguera.No se sabe con seguridad si los reconciliados que estaban obligados a llevar el sambenito durante todo el tiempo que durara la condena como señal de su infamia, debían llevar también la coroza.