Convento del Carmen Calzado (Valladolid)

Lo encontraron en unas casas cedidas por Juan Alvarado, patrono del convento; estaban dichas casas en la zona sur del ejido concejil y allí estuvieron hasta que pudieron ir construyendo el definitivo convento cuya fábrica se atribuye a Francisco de Praves.

Además de los edificios llegaron a tener una gran huerta.

Trascurrieron los siglos XVII y XVIII con total normalidad en la vida del convento hasta comienzos del siglo XIX en que tuvo lugar la guerra de la independencia.

[3]​ En 1835 y tras la exclaustración el convento se destinó de manera provisional a hospital militar.

Dividieron los espacios en salas bien ventiladas con capacidad para quinientas camas, se hizo una capilla, un comedor, una sala de inspección anatómica, un cuarto para baños y farmacia.

[7]​ Dicho patronazgo incluía el derecho a enterramiento dentro de la capilla mayor, para ella y sus descendientes.

Comenzó primeramente a construirse la cabecera, brazos del crucero y capilla mayor a cargo del maestro de obras Francisco del Río que se comprometió a terminar el trabajo en seis años y presentó como fiadores a Juan Tomás Celma (entallador) y Juan de la Lastra con Rodrigo de Olave (maestros de cantería).

La capilla mayor tenía un buen retablo con obras de Gregorio Fernández cuya descripción hizo Isidoro Bosarte tras su viaje por Valladolid en 1808:

[9]​ Aquella escultura se mantuvo durante años en el museo, incluso estuvo en la nueva sede hasta que finalmente pasó a manos del negociante en bienes desamortizados Manuel Safont que la compró y después se perdió su rastro para siempre.

Dibujo de Alfred Guesdon . En primer plano, a la derecha, aparece el convento del Carmen Calzado, demolido en 1930
Imagen de santa Teresa; autor Gregorio Fernández
Lápida de la tumba de Gregorio Fernández. Museo de Valladolid
Retrato de Gregorio Fernández; autor Diego Valentín Díaz