Es un templo edificado con estilo renacentista y barroco, donde destaca la espadaña en la portada de la iglesia.
Ésta es la fecha más antigua que se tiene sobre la presencia de los franciscanos en la ciudad.
Se puede decir que nada queda del convento anterior al siglo XVI y es de suponer que era muy pequeño, porque si no, no se habría derruido, y además quedarían restos.
En la parte del monte adyacente al edificio se sitúan algunas estatuas religiosas y una fuente en la que figura inscrito el año de 1776.
Estos están coronados por cornisa moldurada que recorre todo el exterior del edificio y confiere una cierta horizontalidad al conjunto, sólo rota por la monumental espadaña.
Los cuerpos se dividen en tres calles, siendo la central más ancha que las laterales.
Aunque el conjunto de la fábrica responde al estilo renacentista, la espadaña le otorga un aspecto barroco.
Consta ésta de tres cuerpos: en el primero se abre el arco de entrada que da paso a un pórtico con puerta interior bajo arco arquitrabado, flanqueada por dos juegos de pilastras a cada lado y sobre él un friso y un tímpano semicircular; inmediatamente por encima, adosado a la fachada, se muestra un gran escudo franciscano; en el segundo cuerpo se curvan los extremos dando paso al tercer cuerpo formando la espadaña, que es doble y alberga las campanas en tres vanos de medio punto.
En ella, el autor plasma su visión de Hispanoamérica desde 1492, año del Descubrimiento, hasta nuestros días.
Resalta la uniformidad en como se reparten los huecos de las ventanas solamente rota por el remate escalonado del tejado.