Originalmente fue fundado con el nombre de San Juan Bautista en el año 1547 y fue el primer convento femenino que hubo en Canarias.
Debieron pasar treinta años antes de que la Comunidad encontrase su ubicación definitiva; así fue como un nuevo benefactor, Olalla Fonte del Castillo, quien deseando que tres de sus hijas ingresaran en la Orden, ofreció sus casas para que se instalara la comunidad a cambio de acogerlas entre sus novicias.
Cuenta con nueve salas en las que se conservan piezas de orfebrería, platería, textiles, escultura y pintura.
Una vez se haya accedido a la planta superior, un espacio denominado Regina Coeli identifica su contenido pues está protagonizado por la Virgen y muy especialmente por la Inmaculada Concepción, devoción tan querida por la orden de San Francisco; ahí se pueden observar diversas versiones de esta advocación mariana tanto en lienzo como en talla, entre las que se destacan la que efectuó el pintor tinerfeño Gaspar de Quevedo, formado en los talleres sevillanos del siglo XVII o las del maestro grancanario Juan de Miranda y el pintor mexicano Francisco Antonio Vallejo, plenamente dieciochescas.
Igualmente importantes son otras representaciones en lienzo o talla de figuras tan señaladas como San Antonio de Padua o el teólogo San Buenaventura.