Su cabeza fue representada inclinada y vuelta hacia el lado derecho.
Hasta hace pocas fechas no había exactitud sobre el origen de la venerada talla.
[6] En esta época los antiguos Países Bajos meridionales (lo que actualmente es Bélgica), mantenía importantes relaciones comerciales con el resto de Europa.
[6] Aunque también es probable que fuera un regalo que hizo don Juan Alonso Pérez de Guzmán y Zúñiga, VI duque de Medina Sidonia al adelantado, debido a las buenas relaciones existentes entre el General Lugo y la Casa de Medina Sidonia.
[1] En estos momentos el Cristo se conserva en el Real Santuario del Cristo, una iglesia de una sola nave, alta y estrecha que en la actualidad tiene la categoría de Real Santuario.
La imagen del Cristo había sido excepcionalmente trasladada a la Catedral de La Laguna para tal ocasión unos días antes.
Esto es debido a la gran veneración existente entre los católicos canarios por estas tres imágenes cristológicas.
[18] Existen leyendas alternativas que intentan explicar el origen y procedencia de tal enigmática escultura.
Pero fue el padre fray Luís de Quirós (antes mencionado) quién defendió esta posibilidad argumentado que la imagen del Cristo de La Laguna fue traída a Tenerife por el Arcángel San Miguel.
[7] Según el historiador don José Rodríguez Moure, entre las tradiciones orales que corren en el pueblo, recogió una por la cual en cierta noche tempestuosa oyeron los religiosos del Convento de San Miguel de las Victorias llamar a la portería, y cuando acudieron sólo hallaron una gran caja por cuyos resquicios salían resplandores, la que abierta dejó ver contenía el Santo Crucifijo.
Sin embargo, esta posibilidad es totalmente descartable dehacuerdo a las últimas investigaciones.
Entre sus detalles, destacan unas inscripciones que se incluyen en el paño de pureza o perízonium, que está ajustado a las caderas y ladeado a la izquierda; sus plegados hacen un efecto de luces y sombras.
Estas inscripciones se sitúan, por un lado en la parte superior del paño, que posee un conjunto de letras con adornos florales.
Otras, en la parte lateral, más desapercibidas, nos hablan del autor y fecha de su talla.
Su calidad como obra de arte es sobresaliente, al igual que su importancia devocional.
Los religiosos del Santuario del Cristo de La Laguna hicieron procesiones y plegarias a la citada imagen, y decidieron que se llevara a Santa Cruz de Tenerife el velo que cubría al Cristo para que fuera utilizado como estandarte en la batalla.
Esto sucedió durante las sequías de 1562, 1566, 1571, 1577 y 1607, en las que el Cristo proveyó agua para los secos campos.
"Una procesión fatídica -dicen los cronistas- en que los llantos de un pueblo consternado se oían a gran distancia".
Posteriormente, se amplió hasta recorrer las calles del centro de la ciudad.
Actualmente, durante la Semana Santa el Domingo de Ramos la imagen del Cristo lagunero es bajada en público del altar mayor de su Real Santuario, donde se realiza el besapiés y se lo coloca en su trono procesional.
Ya por la tarde salen de la catedral en la Procesión Magna y el Cristo regresa a su santuario.
Por lo tanto con el paso de los siglos era habitual que ambas devociones acabaran por relacionarse.
También era habitual que los históricos traslados de la Virgen de Candelaria a La Laguna para pedir lluvias o para que cesara la peste tuvieran como principal acto el solemne encuentro entre las dos imágenes del Cristo y la Virgen.
Dicho monarca también le dio el título de "Real" a la hermandad del Cristo.
Tras la limpieza, la imagen perdió gran parte de su característico color moreno, cobrando el aspecto original que debió tener hace 100 años.