Aunque no se conoce el autor, ya se rezaba en el siglo XII y los frailes menores (OFM) lo rezaban después deCompletas ya en la primera mitad del siglo XIII y gracias a la misma actividad de los frailes franciscanos se popularizó y expandió por todo el mundo cristiano.Si bien esta oración es de autor desconocido, la tradición la atribuye a san Gregorio Magno, el cual habría escuchado los tres primeros versos cantados por ángeles mientras caminaba descalzo una mañana en una procesión en Roma, a las que él agregó la cuarta línea.[1] León XIII (1878-1903) modificó las condiciones para obtener el don de la indulgencia, haciéndolas más fáciles.[4] Para obtener el don de la indulgencia no se requiere la recitación del Gloria y lo que sigue.La concesión se da para textos aprobados por la Santa Sede, por lo que es necesario que los textos en lengua vernácula sean aprobados por la Conferencias Episcopales y posteriormente confirmados por el Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos.
Interior del convento de Regina Coeli en Ciudad de México