Durante la construcción del convento, que duró 28 años, los frailes estuvieron residiendo en varios lugares de la ciudad.
[1] El convento tenía como titular a San Diego de Alcalá, fraile franciscano del siglo XV, que fue canonizado en 1588.
Estuvieron ahí hasta que en 1810, en la invasión francesa de Sevilla, se les expulsó del mismo.
Se trasladaron a una casa de la calle Imperial hasta que, en 1819, se les concedió como sede el antiguo Convento de San Antonio Abad.
En 1796, hubo una nueva riada, que provocó pérdidas económicas de 15.000 pesos.
[4] En 1893, todo el edificio fue derribado para que esa zona fuera parte de un parque público.
[4] El retablo mayor de la iglesia fue diseñado por Gaspar Nuñez Delgado y realizado por Diego López Bueno.
En la parte más alta había una escultura del Padre Eterno en actitud de bendecir.