En el siglo XVIII se rehízo toda la decoración interior del templo.
El altar mayor de gusto clásico, aunque no en toda su pureza, se doró en 1662.
El tabernáculo, que es un templete circular, y la mesa de altar están separados del retablo.
Tiene además cuatro altarcitos: el primero del lado del Evangelio dedicado á Nuestra Señora la Blanca, llamada así sin otra razón fundamental que el color de la piedra en que está tallada.
Está tallada en hermoso mármol; y desde luego llaman la atención por lo bien ejecutados las tocas, los pliegues del traje y las almohadas sobre que descansa la cabeza.
Representa esta estatua á la fundadora del convento, la piadosa D.ª María Fernández de Velasco.
En el pavimento y junto al hueco que contiene la estatua de mujer hay una lápida sepulcral, cuya inscripción es como sigue: «Aquí yace la noble señora D.ª Margarita de Masar, mujer que fué del señor D. Beltrán de Guevara».
La techumbre de su coro alto fue adquirida por el arquitecto estadounidense Arthur Byne en 1930, que la vendió a William Randolph Hearst, quien procedió a instalarla en el castillo Hearst que había construido en San Simeón (California).
[6] En 2020 se actuó sobre la cubierta del ábside para frenar el deterioro de la bóveda y las yeserías.
[7] En 2023, el convento fue incluido en la Lista Roja del Patrimonio de Hispania Nostra debido a su delicada situación estructural.