Un estudio de 2001, encontró que la exposición a estos medios violentos causa al menos un aumento temporal de la agresión y que esta exposición tiene correlación con la agresión en el mundo real.
Una disminución en el comportamiento pro social (preocupando por el bienestar y los derechos de otros) también fue notada.
A día de hoy se han propuesto muchos efectos potenciales positivos.
[4] Existen numerosos ejemplos de los impactos negativos que los videojuegos pueden llegar a tener.
Los posibles efectos que los videojuegos jugados, en particular los que cuentan con elementos agresivos o violentos, podrían tener en los niños y jóvenes son la estimulación del comportamiento agresivo en los jugadores, según la teoría del aprendizaje social,[5] ya que estos se convierten en un participante activo (en oposición a un observador pasivo como el caso de la agresión en el cine y la televisión).
[6] Por otro lado, según un artículo publicado en la Revista Internacional de Comunicación Audiovisual, Publicidad y Literatura en 2009, señala que los videojuegos pueden traer consigo efectos tales como la adicción, la agresión, el aislamiento social y ciertas conductas delictivas.
Según la International Journal of Technology and Educational Innovation tras una revisión se llegó a ver como en materias como matemáticas, lengua castellana y literatura, ciencias sociales, educación física, educación plástica y visual y música se vio que los niños mejoraban su motivación con juegos como Portal 2, Wii Music, entre otros.
En la presentación de gameplay del 2018, se mostró una escena donde la protagonista estaba besando a una chica, lo que provocó una ola de odio hacia el estudio Naughty Dog; creadores del juego.
Diversos portales dedicados a las noticias del mundo de los videojuegos y el entretenimiento anunciaron en el año 2018 que una mujer llamada Jessica Prime, a través de su cuenta de Twitter, mencionó que su hijo le confesó su decisión por no suicidarse tras haber concluido Hellblade: Senua's Sacrifice desarrollado por Ninja Theory.