Conquista vándala del norte de África

No sobrevivió más que treinta y siete años después a la toma de Cartago, hasta su caída definitiva en 476».

Una de las razones que explican que ningún ejército romano los detuviera fue que tres meses antes se había sublevado en Britania contra Honorio, emperador del Imperio romano de Occidente el general Constantino, autoproclamado emperador con el título de Constantino III, pasando a continuación al continente.

Comenzó así una guerra civil que duraría cinco años —al inicio de la guerra Estilicón, el hombre designado por Teodosio I para que «tutelara» a sus hijos Honorio y Arcadio, cayó en desgracia y fue ejecutado en 408 por orden de Honorio—.

En ese contexto es en el que se produjo el paso del grueso de los invasores «bárbaros» a la península ibérica en 409 (sigue siendo objeto de debate si lo hicieron casi como aliados de la rebelión que había surgido en Hispania en las propias filas del «usurpador» Constantino encabezada por Geroncio, su principal general).

[7]​ La primera misión encomendada a los foederati visigodos fue acabar con las «monarquías militares» establecidas en Hispania por alanos y vándalos silingos.

Si no pusieron fin al resto fue porque Flavio Constancio les hizo regresar a la Galia, donde más tarde fundarían el que sería conocido como el reino visigodo de Tolosa.

[10]​ Así lo relató el cronista Hidacio:[11]​ A partir de la incorporación de los alanos supervivientes Gunderico adoptó el título de rex Vandalorum et Alanorum[12]​ y hacia el 420 desde la Gallaecia se dirigió a la Bética donde ocupó el «vacío» dejado por los silingos (que probablemente fue allí donde se sumaron a los asdingos), iniciándose un proceso de etnogénesis en torno al pueblo asdingo (gentilicio adoptado por la dinastía real iniciada por Gunderico).

Los reyes vándalos sabían perfectamente que en el momento en que las rencillas entre la administración imperial, es decir, Aecio, y los visigodos finalizasen con un acuerdo y dirigiesen su mirada hacia Hispania, la hegemonía vándala desaparecería de inmediato».

Por otra parte, aunque la Bética era una provincia rica y muy adecuada para su poblamiento en nada podía compararse con la fértil África "rica en todas las cosas"... aunque esta cualidad debe considerarse o secundaria o complementaria con respecto a la estratégica».

Vándalos y alanos «sabían perfectamente bien que, cuando finalmente se aupase un nuevo jefe supremo en la corte [de Rávena], ellos serían el enemigo público número uno.

[42]​ Se desconoce el número de efectivos militares del ejército romano de África que podrían oponerse a los quince mil combatientes vándalos y alanos, pero se calcula que los doblarían en número.

Varios obispos «católicos» fueron despuestos y algunos consejeros hispanos fueron ejecutados por negarse a convertirse.

Los refuerzos enviados desde Oriente bajo las órdenes del comes Aspar no pudieron evitar una nueva derrota romana.

[46]​[54]​[55]​ Mientras tanto Genserico había establecido en Hipona su corte, convertida así en la «capital» del asentamiento vándalo.

[60]​[61]​ Próspero de Aquitania escribió en su Crónica: Pax facta cum Vandalis data eis ad Habitandum Africae portione ('Se hizo la paz con los vándalos y se les dio una porción de África para habitarla').

[62]​ «Por ese tratado, análogo a los que Roma había concluido antes con ciertas tribus bereberes, el poder imperial pensaba haber salvado lo esencial: Cartago, el África proconsular y la Bizacena, la metrópoli y la tierras más ricas de trigo de África», ha afirmado Pierre Cosme.

[60]​ Sin embargo, como ha señalado Claire Sotinel, «Genserico sabía que había conquistado un reino».

[2]​[66]​ «La historia del Imperio Romano de Occidente no volvió a ser la misma», ha señalado David Álvarez Jiménez.

[2]​ Por su parte Luis Agustín García Moreno ha señalado que con la conquista del norte de África por los vándalos nació «el primer Estado germánico que no reconocía ninguna superioridad al Imperio ni mantenía con él alianza alguna».

El emperador decretó un impuesto extraordinario para sufragar la defensa y promulgó una ley que permitía a los negociantes orientales comerciar con Roma y conseguir así nuevas fuentes de abastecimiento de la ciudad.

[69]​ Al contar únicamente con sus propias fuerzas a Valentiniano III no le quedó más remedio que negociar con Genserico.

También los obispos y monjes huyeron a causa de la política abiertamente hostil hacia los «católicos» emprendida por el arriano Genserico.

Mosaico de un pavimiento de Bordj Djedid cerca de Cartago (en la actualidad en el Museo Británico ) que representa a un guerrero vándalo a caballo.
Reparto de las provincias de Hispania entre suevos, vándalos y alanos en 411. La Gallaecia se la dividieron los vándalos asdingos y los suevos , la Bética fue para los vándalos silingos y la Lusitania y la Cartaginense para los alanos . La Tarraconense , libre de «bárbaros», continuaría bajo el dominio romano.
Campañas de la guerra suevo-vándala (419-420) uno de cuyos episodios principales fue el asedio vándalo de 420 en los montes Nerbasios , de localización desconocida, y que los suevos únicamente lograron levantar con la ayuda del comes Hispaniarum Asterio y del vicario Maurocelo .
Migración del pueblo vándalo entre los años 400 y 430. Este mapa sigue la teoría tradicional que sitúa el origen de los vándalos en Escandinavia y no en la Cultura de Przeworsk (actual Polonia).
Mapa de la diócesis de África hacia el año 400. No incluye a la provincia de Mauretania Tingitana porque pertenecía a la diócesis de Hispania .