La China Tang alcanzó su máxima extensión merced a la anexión de estas tierras, que lindaban con las provincias orientales del Califato omeya.
Los turcos, tibetanos y la dinastía Tang se disputaron el control del Asia Central durante los siglos siguientes.
El imperio de la dinastía Tang (618-907), que sucedió a la Sui, era una potencia cosmopolita.
[2] Los Tang y los turcos occidentales se hallaban en guerra ya desde la fundación de la dinastía china.
Guoxiao Ke se apoderó del reino en la campaña del 644 y colocó en su trono a un partidario de los Tang; los turcos occidentales enviaron ayuda militar a Karasahr, pero no pudieron evitar las acciones de los Tang.
[13] Emprendió incursiones contra los asentamientos Tang el este del nuevo gran kanato.
[10] Contaba con experiencia militar en Asia Central, y conocía la cultura de las estepas, con cuyos jefes militares había tenido relación.
[10] Estos los aportó Porun, hijo del jefe uigur Tumidu Eltabar al que había entronizado Taizong.
[16] Los uigures eran aliados de la China Tang, que los había ayudado a rebelarse contra los xueyantuo, una tribu del pueblo tiele.
Los chinos sabían que las tribus desafectas podían cambiar fácilmente de bando y lo aprovechaban.
[20] Así, Su Dingfang se atrajo algunas tribus, hasta entonces vasallas de los turcos occidentales, que aportaron más soldados.
La Chumukun se ofreció a colaborar tras ser vencida por Su, y la Nishu también lo hizo cuando los Tang le devolvieron a los niños y mujeres que había apresado Helu, devolución que vino acompañada además de ciertos regalos.
[18] La batalla entre los dos bandos se libró a orillas del río Irtish, cerca de las montañas Altái.
Helu contaba con cien mil jinetes, pero cayó en una celada de Su, que lo atrajo a ella fingiendo una retirada.
La emboscada sorprendió a Helu, que fue vencido y perdió la mayoría de sus soldados.
[23] Según los ritos confucianos, Helu fue trasladado a la tumba de Taizong, donde Gaozong le perdonó la vida, y luego al Templo Ancestral de la capital, donde se celebraron antiguos rituales relativos a las victorias militares.
La tumba servía además como trofeo militar, visible para los visitantes que acudían al parque imperial, que simbolizaba la lealtad del gran kan al emperador y las victorias militares de la dinastía sobre los turcos occidentales.
[18] La derrota del kanato dio a los Tang la posesión de la cordillera del Altái; las tres tribus carlucas de la zona quedaron encuadradas en nuevas prefecturas administradas por jefes tribales, nombrados jefes militares regionales por los Tang.
La emperatriz Wu Zetian los envió al oeste en 685 para que sucediesen a sus padres en sus respectivos territorios, siempre bajo la autoridad china.
[32] Sin embargo, ninguno de los grandes kanes sometidos a China logró imponer su autoridad en el territorio que se le había asignado.