Desde sus inicios las religiosas contaron con la colaboración del provincial y otros religiosos de la Orden de Predicadores holandeses.
Con el tiempo el instituto se fue expandiendo, pero inicialmente cada comunidad era autónoma y dependía directamente del provincial dominico.
En 1876 se establecieron en Voorschoten, la que más tarde se convertiría en la casa madre de la congregación.
Su sede central se encuentra en Voorschoten (Países Bajos).
[1] Las dominicas portuguesas se dedican a la atención de niños y ancianos.