Confederación anticomunista latinoamericana

La Confederación anticomunista latinoamericana (CAL) fue una red transnacional de extrema derecha que existió entre 1972 y 1980.

La organización se engrosó hacia 1980 y los gobiernos latinoamericanos lograron articularse a esta organización civil, la cual colaboró en la coordinación supraestatal de la represión, la vuelta del conservadurismo y el triunfo de Ronald Reagan.

La primera parte del siglo XX estuvo signada por la presencia imperialista estadounidense en América Latina, combinando acciones diplomáticas con operaciones militares.

[1]​ En su lucha anticomunista, los gobiernos de Estados Unidos se sintieron con el derecho exclusivo de decidir qué era lo bueno para América Latina y qué gobiernos debían gobernar en esas regiones.

[4]​ Sin embargo, así como una parte de la juventud latinoamericana se identificó con los procesos revolucionarios, otra parte se organizó y enarboló las premisas anticomunistas de la Guerra Fría, cuyas organizaciones, entrada la década del setenta, establecerían relaciones transnacionales.

[6]​ Tras su fundación, la confederación integró la junta ejecutiva de la Liga Mundial por la Libertad y la Democracia, participando con delegados en todos sus Congresos anuales y procurando acatar todas resoluciones que allí se tomaban.

Esta ideología que conjugaba el imaginario antiimperialista latinoamericano con el anticomunismo, el nacionalismo y el liberalismo político y la defensa de los derechos humanos marcó el camino por el cual transitaron los acuerdos de las diferentes comisiones que la conformaban.

[6]​ Según la CAL, se defendía a América Latina del comunismo internacional y de sus cómplices, entre los que contaba el llamado “cartercomunismo”.

[1]​ Para combatir al comunismo, la CAL aceptaba y fomentaba todo tipo de medios.

La Confederación apoyaba a las Fuerzas Armadas del continente y no rechazaba el uso de la violencia como medio en su lucha anticomunista.

En el IV Congreso celebrado en Buenos Aires, el militar argentino Suárez Mason pidió a los pueblos y países de Latinoamérica la unión frente a la amenaza comunista y a los delegados que hiciesen comprender que el peligro mayor se cernía sobre América Central que de caer en manos del comunismo constituirá una cuña divisoria del continente amenazado.

Estos funcionarios trabajaban activamente en los gobiernos represivos de sus respectivos países, los cuales organizaban congresos secretos y semipúblicos.

Las diferentes delegaciones se fueron sumando y engrosando a la organización al compás de los golpes de Estado militares en la región, al mismo tiempo que la presidencia permaneció en México y la vicepresidencia en Paraguay.

[6]​ Esta confederación de extrema derecha organizaba congresos secretos y semipúblicos.

Los primeros fueron los llamados Congresos Sección Partidos Políticos y Organizaciones Militares, cuyo secretario general fue en un comienzo el mexicano Humberto Dávalos Herreros e integraba a los miembros regulares; los segundos fueron los Congresos Sección Miembros Asociados, cuyo secretario general fue el mexicano Rafael Rodríguez.

[6]​ No se han encontrado documentos sobre posibles Congresos de la CAL posteriores a 1980, con lo cual, hasta el momento, el realizado en Buenos Aires es el último Congreso del cual se tiene registro.