Zapata revelaría en una entrevista en 2008 que su elección se debía por una parte a su estilo caricaturesco, y por otra a sus habilidades como pintor: Además, también tenía por propósito el entretener a los choferes durante los frecuentes embotellamientos que ocurrían todos los días en la autopista adyacente.Si bien con el paso del tiempo ha sufrido deterioro por causas naturales, su popularidad ha hecho que sea restaurado sucesivamente por ciudadanos, artistas y restauradores.[5] El mural ha sido descrito como una especie de galería a cielo abierto que le ha brindado a los caraqueños sentido de pertenencia.El propio Zapata manifestó que el mural no era realmente suyo, sino que le pertenecía a todos los habitantes de la ciudad,[5]y manifestó que era el mural más grande de América Latina no por su tamaño sino por el honor que le daba haber contribuido artísticamente a la universidad.[6] Especialistas como Silvio de la Hoz sostienen que el mural no se compagina con el concepto de "síntesis de las artes" que empleó Carlos Raúl Villanueva al momento que concebir la Ciudad Universitaria de Caracas, y que no presenta influencias de Vasili Kandinski, sino que más bien se encuentra más cercano a la problemática del país en ese momento.