En 1878, las tropas austrohúngaras entraron en la provincia, donde esperaban poca o ninguna resistencia, pero se encontraron con la feroz oposición de la población musulmana y ortodoxa.
Para ganarse las simpatías de los terratenientes musulmanes, la administración austrohúngara no aplicó al comienzo reformas agrarias.
[7] Por entonces gran parte de la población seguía sometida a un sistema feudal, heredado del anterior periodo otomano.
[8] El Imperio otomano protestó airadamente por la anexión, boicoteando militar y económicamente a Austria-Hungría.
[10] Mientras parte de la población celebraba las victorias serbias, estas inquietaron a los musulmanes, que estrecharon los lazos con la administración imperial.
[10] Además llegaron a la región unos diez mil refugiados, que huían de los territorios conquistados por la Liga Balcánica.
Con el objetivo de establecer la provincia como un modelo político estable que ayudase a disipar el creciente nacionalismo de los eslavos del sur, los Habsburgo promulgaron leyes para introducir nuevas prácticas políticas, y en general para intentar modernizar la provincia.
[11] En 1914 y pese a la aceleración del proceso de reforma agraria tras un levantamiento campesino, aún existían noventa mil arrendatarios.