53), de Serguéi Prokófiev, fue un encargo del pianista Paul Wittgenstein, quien perdió la mano derecha en la Primera Guerra Mundial.
La obra está escrita para piano solista (mano izquierda), 2 flautas, 2 oboes, 2 clarinetes, 2 fagotes, 2 trompas, 1 trompeta, 1 trombón, bombo y cuerdas.
Al ser rechazada por el pianista manco que la encargó parecía que esta composición se perdería en el olvido, pero un cuarto de siglo más tarde, en 1956, el pianista alemán Siegfried Rapp - el cual también había perdido su brazo derecho, pero en la II Guerra Mundial - le pidió permiso a la viuda de Prokófiev para ejecutar este concierto en público y la viuda del compositor le concedió gustosamente la petición.
[1] La obra requiere por parte del ejecutante un nivel de coordinación neuromuscular bastante elevado y un buen dominio técnico.
Lo llamativo es que al escucharse, y hasta con mucha atención, el oyente no se da cuenta de que se emplea solamente la mano izquierda, lo cual sí puede reconocerse en el concierto para la mano izquierda de Ravel.