[1] Mercer (2001), citado por Miranda Díaz (2004), destaca que la comunidad en línea deja registro de las discusiones e interacciones entre sus integrantes, lo que beneficia colateralmente a personas que no pertenecen a la comunidad, quienes pueden acceder a la información colectiva "como una mente grupal asistida” por la Internet .
[2] Jesús Salinas[3] menciona que estas comunidades virtuales serán tanto más exitosas, cuanto más estén ligadas a tareas, objetivos o a perseguir intereses comunes juntos.
[7] Gros(2011) citado por Caldeiro,[6] observa específicamente que el aprendizaje colaborativo en entornos mediados por la tecnología requiere de un diseño pedagógico centrado en la actividad, En este tipo de propuestas, los recursos y el acompañamiento deben estar subordinados a la tarea que se les propone a los alumnos.
Este enfoque entiende que la interacción que los participantes tengan con los contenidos propuestos, tanto de manera individual como grupal, son una parte importante del proceso mismo de aprendizaje.
[6] Por otra parte, como afirman Padilla, Ortiz y López (2015) "en una comunidad de aprendizaje la construcción del conocimiento en las aulas virtuales está asociada a la presencia docente, es decir, a la guía del asesor en los debates, no sólo para incluir problemas que generen interés y curiosidad, sino también para que los profesores soliciten a los estudiantes que fundamenten su participación, que den argumentos"[9] Por lo tanto, en ellas existen definiciones de roles determinantes para su funcionamiento.
La segunda función es la facilitación, la cual puede ser desarrollada no solo por el profesor, sino también por todos los participantes del curso.
Salinas (2003) en coincidencia con diversos autores, señala que el profesor en estos entornos educativos desarrolla cuatro roles básicos: pedagógico, técnico, organizacional y social.
Gross(2001) realiza una diferenciación específica entre colaboración y cooperación afirmando que, mientras la cooperación subdivide tareas independientes y requiere de una coordinación final que ensamble las partes, la colaboración supone una articulación sincrónica en la que se conserva el concepto de un problema común a lo largo de todo el proceso.