Ringrose escribe:A diferencia de prácticamente todas las otras conexiones comerciales que estaban teniendo lugar, ésta prometía el tipo de interdependencia económica entre la industria peninsular y los mercados coloniales que buscaban los reformadores económicos mercantilistas.
[2]: 105 En 1778, el rey Carlos III firmó la Reglamento del Libre Comercio entre España y las Américas que limitó el monopolio de la compañía.
Se crearon así las condiciones que permitirían más tarde el florecimiento del libre comercio con las colonias.
Se considera que la industria textil constituyó el principal motor de la industrialización de Cataluña en el siglo XIX,[10] aunque aún se debate hasta qué punto el comercio colonial contribuyó a este proceso.
Las relaciones comerciales con Cataluña que la Compañía de Barcelona había establecido continuaron, y el comercio de puertos españoles con las Antillas llegó a aumentar en un 300% entre 1850 y 1890[2]: 133, 145 , hasta que España perdió finalmente estos territorios al finalizar la Guerra hispano-estadounidense en 1898.