Giaconi siempre fue descrito como un hombre solitario, algo rebelde y apasionado.
Luego de una solitaria vida, decide casarse con la amable mujer que lo cuidó durante ese tiempo como agradecimiento.
[2] Sin embargo, fiel a su estilo algo desordenado, termina con esta unión y se va de Chile.
Es con ellos con quienes más tarde conforman la llamada Generación Literaria de 1950, donde Giaconi tuvo un papel muy importante.
Publicada en 1954, cuando Giaconi tenía 27 años, esta obra se presenta con un carácter inconformista y casi maldito.
Más aún porque su autor se encontraba en la cárcel al momento de su publicación.
Las líneas duras, que segmentarizan y estratifican están determinadas por las corrientes aún vigentes en la narrativa chilena: el criollismo y el realismo socialista, y se ven representadas en los cuentos a través de las rígidas normas establecidas por la urbanidad, el sentido común, la ética adulta que no comprende, que se muestra insensible frente a la sensibilidad juvenil, que pretende aplastarla.