[1] La historiografía describe a Claudia Quinta como castissima femina (la más pura o virtuosa mujer) de Roma.
Por ello, fue la escogida junto con Publio Cornelio Escipión Nasica, optimus vir (el mejor hombre) de Roma, para dar la bienvenida a la diosa.
En honor a la diosa se celebraba cada año en Roma la fiesta de las Megalesias.
El emperador Claudio reivindicó a Claudia como una antepasada y puede haber promovido su culto, junto al de Magna Mater y su divino consorte Atis.
Cicerón y otras fuentes más tardías parecen atribuir a Claudia el oficio de vestal.