Clara Maass

No ganaba dinero, pero podía vivir y comer con la familia de su empleador.

[5]​ La comisión reclutó seres humanos porque no conocían ningún animal que pudiera contraer la fiebre amarilla.

Se les indicó a los voluntarios que la participación en este estudio podría provocar la muerte.

[5]​ En marzo de 1901, Maass se ofreció a ser picada por un mosquito Culex fasciata (ahora llamado Aedes aegypti ) al que se le había permitido alimentarse de pacientes con fiebre amarilla.

Los investigadores esperaban demostrar que su caso anterior de fiebre amarilla era suficiente para inmunizarla contra la enfermedad.

Su muerte despertó el sentimiento público y puso fin a los experimentos de fiebre amarilla en seres humanos.