Las diferencias entre los modelos de cada generación se reducen al equipamiento, los interiores, el frontal y la trasera.
A diferencia del Renault Espace, su principal rival en el mercado europeo, sus puertas laterales traseras son corredizas y no pivotantes.
La segunda generación es notoriamente más larga y espaciosa en el interior que la primera.
Los cuatro modelos están más diferenciados exteriormente entre sí gracias al uso de unas aletas delanteras y traseras -estas en fibra-, específicas para las variantes francesa e italiana, que permiten variar la forma de portones, capós y pilotos.
El interior por el contrario es idéntico excepto por los recubrimientos del salpicadero, realizados en alcántara o cuero en la versión Lancia.