Ciencia ficción en Venezuela

[4]​ Así mismo, destaca cómo este fenómeno se repite en otras tradiciones de la ciencia ficción latinoamericana.

Esta, por su parte, indaga no sin especulación, sobre los posibles eventos o “traumas” que originaron los síntomas ahora presentes.

Ambas prácticas, como vemos, son esencialmente retrospectivas, característica que comparten con la proto ciencia ficción”.

Más adelante Calcaño publicará uno de los primeros relatos vampíricos en lengua española, titulado Tristán Cataletto.

[7]​[6]​Otro ejemplo del siglo XIX es el relato Metencardiasis (1896) de Nicanor Bolet Peraza (1838-1906), en el que protagonista, Van-der Meulen-Heinsterfalen, “sabio holandés que ha adquirido misteriosos y profundos informes en sus viajes por remotos sitios del planeta, monta consulta en su natal Róterdam, donde trata pacientes con agudas deficiencias cardíacas.

Hay que notar que, como afirma Jorge Romero en su conferencia Julio Garmendia y el "alma" de lo mecánico, mientras Garmendia proponía esta estética basada en lo artificial, Armando Reverón hacía lo propio con la performance, el ensamblaje, y la instalación.

[23]​[24]​ Para Diego Rojas Ajmad, La realidad circundante no puede ser, sin embargo, calificado de ciencia ficción, puesto que "no hay una alteración del orden de la realidad ni se emplea el discurso científico para elaborar sobre él una ficción.

En el prólogo a la Antología del cuento moderno venezolano (1895 - 1935), Arturo Uslar Pietri y Julián Padrón relacionan su narrativa con la novela filosófica francesa del siglo VIII, que había influenciado anteriormente a Pedro Emilio Coll.

[45]​ Algunos otros autores que en esa época formaron parte del canon de lo fantástico son Oswaldo Trejo y Alfredo Armas Alfonzo.

[52]​[53]​ Ese mismo año, Arez Najú (seudónimo de Juan Suárez), publica la novela ilustrada La civilización en Marte.

Para Daniel Arella, Odremán daría inicio a una fase posmoderna y new age de la ciencia ficción venezolana.

[2]​ Es en honor a este libro que los integrantes del grupo de teatro "El Juglar", dirigido por Carlos Giménez, adoptaron como nombre "Rajatabla" y solicitaron al autor una pieza teatral, cuyos segmentos iba escribiendo a medida que avanzaban los ensayos.

He sido creado para un mundo de sombras donde se eclipsan las palabras, pero digo lo exacto en tiempo mínimo.

[62]​ Percusión, considerada por muchos como la obra cumbre de Balza, es una historia que combina el tránsito entre la utopía y la distopía.

[65]​ Torres volvería al género de la ciencia ficción más adelante con novelas como Nocturama y Diorama.

[66]​ Algunos de los representantes actuales de la ciencia ficción venezolana que se han aproximado al género distópico son Ana Teresa Torres (Nocturama, 2006, y Diorama, 2021), Doménico Chiappe (Entrevista a Mailer Daemon, 2007), Gustavo Valle (Bajo tierra, 2009), Fedosy Santaella (Las peripecias inéditas de Teofilus Jones, 2009 y Hopper en el fin del mundo, 2021), Raquel Abend van Dalen (Andor, 2013), Alberto Barrera Tyszka (Mujeres que matan, 2015) Camilo Pino (Mandrágora, 2016), Ednodio Quintero (El amor es más frío que la muerte, 2017), Carl Zitelmann (Choro 2021: Una distopía bolivariana, 2019), Eduardo Sánchez Rugeles (El síndrome de Lisboa, 2019), Luis Enrique Belmonte (Archeus, 2020), Miguel Antonio Guevara (Los pájaros prisioneros solo comen alpiste, 2020), Israel Centeno (Jinete a pie, 2014 y El arreo de los vientos, 2021), Juan Carlos Chirinos (Gemelas, 2013, Los cielos de curumo, 2019, Renacen las sombras, 2021), Karina Sainz Borgo (El Tercer País, 2021), Edgar Borges (Enjambre, 2020, Ser gato, 2021, y Figuras, 2023).

[2]​[58]​[67]​[68]​[66]​[69]​[70]​[71]​ En un país marcado por el centralismo, donde la historiografía se hace desde la capital, generalmente obviando el resto del país o haciendo someras menciones para tratar de ser inclusivos, es raro que en un estado fronterizo como lo es Táchira, surgiese un proyecto editorial dedicado a la ciencia ficción.

Este grupo de cienciaficcionarios está integrado por: Ave (Annie Vásquez), Wild Parra, Obitual Pérez, Norelsy Lima, Yvess Bass, Omar González, Edgar Germayed Cuéllar, Cristian Soto y César León, entre otros.

También es importante mencionar a Rafael Baralt Lovera, con Identidad compartida (2015), "primera novela venezolana publicada en la Colección Nova de Ediciones B, cuya temática se centra en la clonación a partir de una historia conmovedora entre un padre y su hijo".

[2]​ Otros autores contemporáneos que cultivan las literatura de ciencia ficción son Ricardo Riera, Olga C. Morett o Paco Giommi.

[5]​[80]​ En la actualidad hay un gran interés en rescatar, investigar y antologar las obras de ciencia ficción venezolanas desde su surgimiento en el siglo XIX hasta nuestros días.

En el camino se encontrarán ballenas cósmicas, y a personajes como Doña Bárbara o María Lionza.

[84]​Por otro lado, Night Hunters, escrita junto con Dave Baker, es una obra distópica y cyberpunk que tiene lugar en una Caracas del futuro.

Cuando la estrenaron, en ese recinto siniestro llamado Cinemateca, no asistí en presencia física, pero desdoblado y desde el astral procuré escuchar los comentarios.

Todo el mundo se rió a carcajadas y al parecer, los espectadores se divirtieron mucho, de lo lindo; mi intención no había sido realizar un film cómico, pero así resultó y eso era el éxito.

[110]​ También es el caso Gego y sus reticuláreas, como una especie de tejido del universo,[111]​ así como la obra electrocinética de Elías Crespin y en particular su obra L'Onde du Midi, expuesta en el Museo del Louvre.

[121]​ Rada se mudó a Alemania para estudiar electroacústica e ingeniería química en la Universidad de Lübeck.

Mi percepción evolucionó a una segunda etapa centrada en la relación entre la física cuántica y el budismo, indicada por Fritjof Capra en The Tao of Physics, por ejemplo.

Entonces, con un sampler, una de mis principales herramientas digitales desde entonces, capturé instrumentos indígenas para recrearlos o crear otros nuevos.

"[121]​ Para el compositor Miguel Noya, hay una clara relación entre la música electrónica y la ciencia ficción.

Homenage a Colón , de Alirio Rodríguez .
Muñeca y Autorretrato, de Armando Reverón .
El cuaderno de Blas Coll , de Eugenio Montejo .
El planeta se mira sí mismo , de Pancho Quilici , en el Museo de Bellas Artes de Caracas.
Algunos títulos de la serie La Jauría Intergaláctica
Santiago se va y Fisuras , del escritor venezolano José Urriola .
Space Riders , de Alexis Ziritt.
Algunas ilustraciones de La civilización en Marte , novela publicada en 1959 por Arez Najú.
Doña Bárbara , personaje del cómic Space Riders de Alexis Ziritt.
EFPEUM , película de 1965.
Reticulárea de Gego .