La ciencia ficción en Ecuador se ha caracterizado por la poca difusión e interés que ha generado en los círculos académicos y literarios del país, hecho acentuado al considerar la gran importancia que ha tenido el género del realismo social en la literatura ecuatoriana.
[1] El más temprano precursor de la ciencia ficción en Ecuador es la novela utópica La receta, del escritor y político guayaquileño Francisco Campos Coello.
[3][4] Campos Coello escribió posteriormente más obras con elementos fantásticos y de ciencia ficción, entre las que destaca la novela inacabada Viaje a Saturno, publicada en 1900 en la revista Guayaquil artístico y que narra la historia de un científico guayaquileño que es invitado a visitar Saturno por un extraterrestre visitante de dicho planeta.
También destacan varios cuentos de Juan León Mera publicados bajo el seudónimo Pepe Tijeras, compilados en 1904 en el libro Tijeretazos y plumazos,[1] en los que cuenta las aventuras del Dr. Moscorrofio, un científico con semejanzas al Doctor Víctor Frankenstein que,[5] entre otras cosas, crea una máquina para escuchar hablar a las pulgas, hace un trasplante de cabeza y visita el infierno.
[1] Dos años después, el aclamado escritor Demetrio Aguilera Malta publicó en la Revista Casa de la Cultura Ecuatoriana la pieza No bastan los átomos, que se convirtió en la primera obra teatral de ciencia ficción ecuatoriana.
[14] También se puede mencionar a Hans Behr,[15] Paúl Puma, Adolfo Macías Huerta, Leonardo Wild, Ney Yépez Cortés, José Daniel Santibáñez y Mariana Falconí Samaniego.