Cibernética de segundo orden

Este “manifiesto constructivista” dio los fundamentos para una teoría del observador y es a partir de aquí, que se puede entender la profunda influencia en el campo de las teorías sociales.

La cibernética tiene interés por diseñar máquinas o heteroorganizaciones, donde alguien organiza el .

Esta concepción se expandió para incluir un nuevo objetivo: entender “máquinas”(sistemas) que se encuentran hechas, que no han sido organizadas por nosotros, los organismos vivientes, o que nosotros formamos como integrantes o participantes, por ejemplo, sistemas sociales, los cuales tampoco organizamos nosotros, aunque participemos de su organización; es decir, sistemas autoorganizadores que no son necesariamente vivientes –por ejemplo: estrellas, remolinos, etcétera-.

Y en esa estructura se incluye, desde las restricciones impuestas por la corporalidad (por ejemplo la sensibilidad a los rayos de luz, y no a los infrarrojos o rayos x, o a un sonar, como un murciélago), hasta restricciones impuestas por el lenguaje, su estructura gramatical, las limitaciones del proceso representativo, los intereses culturales específicos, etc.

El cibernetista no se preguntaba ya: ¿dónde están los enlaces circulares en este sistema?