Originariamente de Asturias, es un plato que se sirve caliente como tapa y que por popular se ha extendido en la cocina española (como puede ser la madrileña).
[2][3] Es frecuente que sea servido en algunos bares como aperitivo en cazuela de barro, siendo acompañado por bebidas típicas como la sidra, vino o cerveza.
Se suele asar y posteriormente se corta en rodajas de medio centímetro de grosor, cociéndose en sidra hasta que ablanda ligeramente.
Tras esta operación, se sirve caliente en un plato o, tradicionalmente, en cazuela de barro, con un ligero caldo aguado en el que se mezclan la grasa del chorizo y la sidra.
Es ideal para ser consumido con sidra o vino, y a veces suele acompañarse de unas patatas cocidas.