China poblana

China poblana o Saemi San es un término que se refiere a dos cuestiones de la cultura de México que han quedado relacionadas aparentemente desde finales del siglo XIX.

Esta niña, llamada Mirra, fue raptada por piratas portugueses y llevada a Cochín, en el sur de la India.

Fue recogida en un convento, donde se dice que comenzó a tener visiones de la Virgen María y el Niño Jesús.

Corría en año de 1619 y Mirra contaba para esa fecha con 17 años.

Vázquez Mantecón atribuye la propagación de esta hipótesis a Carl Nebel, viajero alemán en cuyo libro Viaje pintoresco y arqueológico sobre la parte más interesante de la República Mexicana (1835) aparecen una poblanas vestidas como chinas.

[5]​ Una década antes, Manuel Payno había apuntado que para encontrar a la auténtica china, era necesario hacer la búsqueda en ciudades como Puebla o Guadalajara,[6]​ aun cuando estaba empeñada en presentar su indumentaria como un traje nacional.

[7]​ Para las primeras décadas del siglo XX, tiempo en que las chinas habían desaparecido como un personaje identificable del pueblo, Nicolás León señalaba que él no encontraba ninguna relación entre la vestimenta de las chinas y la visionaria poblana Catarina de San Juan, desmintiendo la versión arraigada en el imaginario popular desde los últimos años del siglo XIX.

Para este autor, la indumentaria en cuestión le parecía influida por aquella que empleaban las manolas españolas, contemporáneas a las chinas mexicanas.

María del Carmen Vázquez Mantecón señala que muchos de los elementos que constituyeron la indumentaria de una china fueron comunes en diversas latitudes del mundo y en épocas por demás variadas.

En aquellas versiones donde la creación del traje es asociada con Catarina de San Juan, existen dos propuestas.

Sin embargo, durante la primera mitad del siglo XIX, ninguna mención sobre Catarina de San Juan hacia referencia al supuesto mote de china, menos aún acompañado del gentilicio poblana.

En efecto, en la Nueva España la sociedad estaba organizada por estamentos definidos por una combinación de sangres, donde las posiciones más altas eran ocupados por aquellas personas que supuestamente poseían una mayor proporción de sangre española europea, mientras que un mayor componente de sangre africana colocaba a una persona en los estamentos inferiores.

La autora da al término la connotación de india o mestiza que se dedica al servicio doméstico, mujer de bajo pueblo,[14]​ y añade que es posible que en esa categoría cayeran las más personas de pelo rizado —que en México se sigue llamando cabello chino[15]​—.

En Colombia en la zona central del país y en Bogotá, se le llama chino(s) o chinas(s) a personas jóvenes, o en forma de cariño a una mujer joven y hermosa (chinita linda).

Constantemente, cronistas mexicanos y extranjeros que conocieron a estos personajes en la primera mitad del siglo XIX llaman la atención a la forma en que la indumentaria de las mujeres del pueblo resaltaban sus formas femeninas, o eran un adecuado marco para todas las gracias que se atribuían a estas mujeres.

En general, la china era un personaje de las ciudades mexicanas, a quienes los cronistas de la época y los investigadores posteriores han atribuido una cierta liberalidad en el ejercicio de su sexualidad, en un tiempo en que, en el imaginario social del México decimonónico, lo sexual estaba confinado al matrimonio —valorado positivamente— y a la prostitución —con valencia negativa—.

Poco a poco, en el teatro, en la música, el cine y otras manifestaciones culturales fuertemente inclinadas a las posiciones oficialistas, la china poblana se tornó la inseparable compañera del charro —el estereotipo de la masculinidad mexicana[34]​—, aun cuando en el tiempo estuviesen separados por casi medio siglo de diferencia.

Sin embargo, hay otros que se muestran más críticos, como Pérez Monfort, quien dice que al estereotipar la mexicanidad, el Estado cerró los ojos a la gran diversidad cultural del país.

China poblana.
China poblana.
Poblanas , en una viñeta del siglo XIX . A la izquierda, un chinaco .
China poblana y charro bailando el jarabe tapatío
Catarina de San Juan, en un grabado del siglo XVII .
Una china oaxaqueña
Una probable hipótesis para comprender el origen de término china con la connotación que aquí se expone es aquella que enlaza a ese tipo popular con uno de los estamentos novohispanos más bajos. En la imagen, a la izquierda, una criada ataviada de china acarrea agua de la Fuente del Salto del Agua en la Ciudad de México.
"La china", en una litografía que acompañó el texto del mismo título en el libro costumbrista Los mexicanos pintados por sí mismos .
Un fandango mexicano del siglo XIX . En la imagen se aprecia a una china bailando con sus atavíos característicos, al son de un arpa.
La casa de la China Poblana donde murió Catarina de San Juan a un costado del Templo de la Compañía . Una figura de la China Poblana decora el patio del inmueble dedicado a ofrecer comida típica de Puebla.
Figura de cera modelada. Colección Duque de Montpensier ( Sevilla ).