Su nombre indica que tuvo sus orígenes en la música proveniente de Chile, más exactamente en la «cueca chilena» o «chilena», denominación con la que esta danza fue conocida cuando se difundió por varios países latinoamericanos.
[4] El escritor e historiador Moisés Ochoa Campos (1917-1985) documentó que el baile llegó a Acapulco en 1822 con la escuadra chilena, enviada por el general Bernardo O'Higgins para apoyar a los insurgentes en la guerra de independencia de México.
La región con mayor influencia se tiene desde Ometepec hasta Pinotepa Nacional, saltando hasta Villa Sola de Vega Oaxaca, tierra de grandes trovadores, con bellas interpretaciones, con letras sencillas que nos hacen vibrar.
Una chilena tradicional consta de varias partes, alternando los solos instrumentales con las coplas cantadas al ritmo del acompañamiento.
Las coplas de la chilena suelen ser cuartillas, con rimas alternadas entre el segundo y cuarto versos.
Los tres últimos son ejecutados ya por muy pocos músicos en esa región específica.
Álvaro Carrillo compuso varias chilenas que se han convertido en obligadas para los chileneros y emblemas de la música suriana.
Durante ese tiempo, la chilena se hizo acompañar por los tríos comunes que interpretaban bolero.
Pero las que han llevado este género a otros países son las cantantes oaxaqueñas Lila Downs, Susana Harp, Geo Meneses y Alejandra Robles ya que han mezclado este género con otros ritmos como el rock, el reggae, pop y rap.