La planta original, debida a un arquitecto desconocido, en 1538, es un cuadrilátero flanqueado por cuatro pabellones de esquina.
Fue enterrado en Écouen, y hoy el colegio de la ciudad todavía lleva su nombre.
Montmorency también hizo llamar a los más destacados artistas europeos de la época, como Jean Goujon, Bernard Palissy o Masseot Abaquesne.
Con sus vidrieras, esculturas, pavimentos, revestimientos, pinturas, mármoles, orfebrerías, tapices, cerámicas, esmaltes y fuentes, la construcción del palacio hizo un llamamiento a todas las artes, con una clara voluntad de lujo.
Écouen se convirtió rápidamente en el lugar favorito del rey Enrique II, que tenía un ala entera reservada para sus frecuentes estancias.
Luis XIII les confiscó el palacio y luego se lo donó a Charlotte de Angulema.
Durante el siglo XIX, la fuente Hortense fue erigida en los terrenos del palacio por Eugène de Beauharnais.
Pertenecieron a la serie de ocho tapices que formaban la Tenture des Fructus Belli.
Hoy en día el palacio es visitado tanto por su arquitectura y su historia, como por su colección de obras renacentistas.
La renovación del dominio en la década de 1970 para acoger el museo, también concernió al parque.
Los paisajistas intentaron devolver el entorno del palacio a su aspecto original, restaurando paseos y parterres.
Entre finales del siglo XVIII y 1709, cuando la propiedad pertenecía al hijo de Condé, Jules Hardouin-Mansart diseñó un parque, del que el actual es el heredero, articulado en torno a dos ejes perpendiculares que se cruzan delante de la fachada occidental del palacio, y se destacan por un alineamiento de árboles.
Un camino, bordeado por una doble hilera de árboles, proporciona un acceso triunfal al palacio.
La fuente Hortense fue el principal desarrollo del siglo XIX, erigida por Eugène de Beauharnais.
Se pueden admirar los frisos ornamentados, las carpinterías, pavimentos, vitrales, paneles de madera, bustos, etc. y especialmente las doce chimeneas pintadas que constituyen un conjunto único.
La capilla del palacio es también una pieza rica en decoraciones interiores, incluyendo un hermoso techo pintado.
Destaca en especial el tríptico de fayenza Le Déluge, embarquement sur l'arche, así como los pavimentos en cerámica.
Son obras típicas del Renacimiento, probablemente realizadas alrededor de 1550, y muy coloristas debido a su función ornamental.
Se hicieron principalmente durante la segunda mitad del siglo XVI en la ciudad de İznik, Turquía.
La sociedad contribuye igualmente al desarrollo y enriquecimiento de las colecciones del palacio.