Cesáreo denunció la costumbre pagana de sacrificar un joven cada año en honor del dios Apolo, arrojándolo por un acantilado.
El sacerdote de Apolo lo hizo arrestar y lo llevó ante el gobernador.
Fue condenado a ser metido en un saco y arrojado al mar.
Según la tradición, la muerte de Cesáreo tuvo lugar entre los años 60 y 110.
[2] Sin embargo, es más probable que realmente viviese en el siglo III y muriese durante el reinado del emperador Diocleciano.