En el siglo XI aparece documentalmente como lugar perteneciente a la catedral de Burgos.
La gente abandonó el pueblo debido a la poca población, el no tener electricidad alguna y el tener que traer el agua de una garganta 200 metros más abajo en sus profundidades, ya que en el pueblo no podían disponer de ella.
Que por orden de nacimiento en el mismo Ceniceros fueron: El último en abandonar el pueblo mencionado fue, Jesús Herrero Vicario.
Puesto que gran parte de las piedras y escudos, así como las tejas.
Las campanas, acabaron siendo reinstaladas en su ubicación, con peor fortuna, ya que desde el día de su segunda colocación.
Y las imágenes enviadas a Villadiego, también por deseo personal de Dª Matilde.